jueves, 28 de agosto de 2014

Vecinos y CB



Desde hace ya bastantes años, se manifiesta una crítica que siempre se escucha en cualquier tertulia sobre nuestra sociedad de hoy en día. Y es que la cercanía, la amistad y la solidaridad que existía entre los vecinos de un mismo lugar, ha casi desaparecido en su totalidad.

Tomándome la libertad si me lo permiten, de escoger como referencia las historias que me cuenta mi padre, en las que menciona a diversos vecinos y familiares, que de algún modo u otro ayudaron a fabricar la casa donde ha vivido mi familia; puedo hacer este análisis en el que sin duda vemos como la gente es cada vez menos propensa a ofrecer ayuda desinteresada a los más cercanos.

La vida en los pueblos y barrios, se compartía mucho más en aquellos tiempos pasados. Casi me atrevo a decir, que la sociedad en general estaba deseosa de ayudar al prójimo. Tal era así, que una situación muy común era que se juntaran diversos vecinos y ayudaran en labores de construcción, agricultura, y demás actividades en las que se pasaban unas horas compartiendo esfuerzo desinteresado, charla, compañerismo; y al finalizar una comida o un picoteo.

Sin ir más lejos, tengo muy presente en mi memoria el momento en el que mi vecino de al lado, tenía que construir una rampa de acceso a su garaje. Aquella tarde que se alargó hasta la noche, mi padre y algunos vecinos más, ayudaron a la elaboración de aquella pequeña obra. Al finalizarla, el dueño de la vivienda organizó un asadero para agradecer la ayuda prestada.


Pero este pensamiento no sólo está enfocado al servicio que se pueda prestar a un vecino, sino que también hago referencia a la cercanía de la vecindad en general. Por ejemplo, no hace muchos años, recuerdo que en las noches calurosas de verano los vecinos salían a las puertas de sus casas a coger aire fresco. En aquellas charlas en las que se compartían recetas, consejos y vivencias, siempre había alguna persona que ofrecía café o refrescos a los allí presentes, haciendo más ameno y entrañable el momento. Mientras tanto, los niños aprovechaban para juguetear por la calle, regocijándose en que las vacaciones de verano les permitían estar más horas fuera de casa, y de que los mayores estaban entretenidos en su dialecto. Casi en cada calle se podía ver aquella estampa. Eran días en los que parecía que no existían las prisas que vemos hoy en nuestras calles, y las personas no tenían impedimento en detenerse unos minutos, que en ocasiones se extendían en horas, para charlar y enterarse de lo que acontece en el barrio.


Actualmente, lo que ocurre es todo lo contrario. A penas saludamos a las personas que se mudan a vivir a nuestra zona, y simplemente los vemos salir o entrar en su casa, y pasar de largo con su coche.

Incluso es muy común escuchar, que las personas que viven en bloques de viviendas, casi no conocen de vista a los vecinos de su misma escalera o portal.

En este aspecto, la CB se presenta como medio fundamental para fomentar lazos de amistad y solidaridad en el entorno del vecindario. Esto es debido, a que por sus características, la CB se usa en un área cercana a nuestra estación. Por lo tanto, casi sin darnos cuenta, comenzamos a charlar con vecinos a los nunca nos hubiéramos atrevido a hablar en persona, por falta de confianza o cercanía. Por ello, empezamos a conocer su vida, sus inquietudes, sus opiniones, sus problemas y dificultades, y en ese aspecto, la CB aparece como una forma excepcional de solidaridad, porque a través de ella, seremos conocedores de las necesidades de las personas de nuestro entorno, y podremos en la medida de nuestras posibilidades, ayudar a dicho ciudadano.

La historia de la CB, ha estado siempre unida a la solidaridad. Por lo tanto, a pesar de las nuevas tecnologías informáticas, la CB se puede seguir usando con este fin; ya que te permite establecer contacto con cualquier persona, sin tener que conocer ningún número de teléfono, correo electrónico, o similar.

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